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El dolor de una angina y de un infarto es terrorífico, y quienes lo han sufrido lo describen como la presión de unas tenazas inmensas aplastando por completo su pecho, al tiempo que sienten la enloquecedora inminencia de la muerte. Pues bien. Hace poco se descubrió una curiosa situación. En un Hospital de París investigaban a un grupo de pacientes varones, con anginas de pecho en situaciones de esfuerzo. Muchos de ellos padecían anginas de pecho en el momento de realizar el acto sexual, especialmente durante el orgasmo y ahí viene lo curioso: los que sufrían anginas de pecho durante el cumplimiento con sus santas, explicaban unos dolores terribles y la sensación de muerte total. En cambio, si las anginas aparecían durante el alborozo con su querida, las explicaban como irrelevantes y desdeñables. En otras palabras: la observancia del débito sexual con la propia esposa suministraba mucha menos excitación que el deleite con la fulana, y, por tanto, era menos peligrosa. Pero… la sensación de dolor y sufrimiento era mucho mayor en las primeras situaciones que en las segundas. Esto puede ser un desafío para la mayoría de los tipos.
Eso quiere decir que no hay que estar todos los días al pie del cañón. O al menos convertirse en ello. En cualquier caso, hemos hecho un experimento para marcar las pautas para que un hombre sea un verdadero cabalgador. Para ello se tienen que guardar estas cualidades. No te creas una especie de espía de película ya puedas vestir elegante como ellos.
